Escribir en un blog es de lo mejor que hay para engendrar ideas nuevas, porque tienes que generar contenido asiduamente. Tanto es así que, desde que empecé con este, hace escasamente un mes, ya me han visitado las musas con el diseño de un pequeño juego de palabras del que ya os hablaré. Por ahora, os diré que gracias a él he aprendido muchas expresiones que desconocía y entre ellas una muy especial: andar al raque. Sí, sí, sin «l» al final.
Alguien que anda al raque se dedica a recoger objetos que llegan a las costas a causa de un naufragio o una echazón (que es el hecho de tirar cosas al mar para aligerar la carga de un barco). Este tan poético vocablo navegaba por mis redes neuronales hasta que se encontró con el siguiente recuerdo:
Por si la pereza de ver el fragmento del vídeo es más fuerte que la de seguir leyéndome, os lo resumo. Haritz presenta Dolores, un juego en el que los jugadores representan a gente que se dedica a hacer naufragar barcos para luego raquear. Luego afirma no haber encontrado una palabra para describir a esas personas. Y no me extraña, según el Frecuentímetro del Molino de Ideas, que nos mide la frecuencia de las palabras en español, «raquero», la que creo buscaba Haritz, está en el nivel más bajo. Pero claro, esto solo hace referencia al hecho de recoger las cosas que llegaban a la costa, ¿qué pasa con los que hacían naufragar a los barcos? ¿Por qué es tan difícil encontrar una palabra para definirlos?
Mientras escribía este artículo he leído en los comentarios del vídeo que ya Oscar Fernández había mencionado a los «raqueiros», ¡bravo!